Hace ya un tiempo quiero regalarte algo especial, pero -como de costumbre- me sorprendés, te adelantás y de donde menos me lo espero, sacás un regalo para mí.
Domingo 7 de octubre, salimos a caminar y a recorrer los diferentes lugares, disfrutando el Día del Patrimonio. Tarde soleada y ventosa, algo fría.
Vamos a la escollera y empezamos a caminar entre los pescadores, esquivando cañas de pescar.
De repente nos sentamos a comer algo y a mirar las olas romper en las rocas, cuando se produjo este diálogo.
Sebastián: ¿Por qué moja así el agua, papo?
Yo: Porque hay mucho viento, amor. Entonces el mar golpea contra las rocas y nos salpican
Sebastián (mirando un agujero en la roca): ¡Mirá un corazón!
Lo del principio, del lugar más inesperado -y con la sensibilidad que ya quisiera tener yo- lográs hacerme regalos hermoso.
Gracias por ser mi hijo. Te amo.
Tengo tantas cosas que podría contarte... pero no acá...
ResponderEliminarbesos muy grandes... (de colores)
Precioso el regalito que te hizo tu hijito. Son los mejores...sus ocurrencias... Bsss.
ResponderEliminarLas ocurrencias de nuestros hijos, que seria de nuestras vidas sin ellos...
ResponderEliminarBeso
ser padre...
ResponderEliminarlo habìa olvidado*
gracias por recordàrmelo.+
un abrazo revolucionario.+*
CHE
y aunque las tempestades nos golpeen y abofeteen nuestro ser, seguiremos teniendo un corazón.
ResponderEliminarBesos a ese muñeco que tienes contigo!
Hola Raúl,
ResponderEliminarme gusta mucho tu blog!
niños...los mejores,
el día más triste consiguen arrancarte una sonrisa!! :)
*hasta pronto*
Que bonito!
ResponderEliminarQue suerte de tener niños en el mundo y ahún màs en tu casa.
Son vida! Muchas vezes no estamos atentos a tantas cosas bonitas que nos enseñan en cada momento.
Me encanta que tu Raúl sepas darte cuenta de esas pequeñas tan grandes cosas que tu hijo te regala.
Gracias por compartir!