Me duele la sangre de tanto esperarte;
me duelen los ríos que corren hirvientes,
infiernos azules, espumas brillantes,
buscando tu centro, sellando tu muerte.
Me duelen las rojas arenas quemantes
que quiebran espejos, que secan las fuentes,
y los días largos de estar y no hallarte,
y las noches mustias de ser y no serte.
Me duelen cristales de azogue en la sangre
y locos volcanes brotando en mi fiebre;
me duelen las manos de arder sin tocarte,
me duelen los ojos de mirar sin verte.
Me duele la vida,
me duele la muerte!
Me duele la sangre
de tanto quererte!
infiernos azules, espumas brillantes,
buscando tu centro, sellando tu muerte.
Me duelen las rojas arenas quemantes
que quiebran espejos, que secan las fuentes,
y los días largos de estar y no hallarte,
y las noches mustias de ser y no serte.
Me duelen cristales de azogue en la sangre
y locos volcanes brotando en mi fiebre;
me duelen las manos de arder sin tocarte,
me duelen los ojos de mirar sin verte.
Me duele la vida,
me duele la muerte!
Me duele la sangre
de tanto quererte!
Carlos Miguel Bía (fragmento del libro LOS VERSOS DEL TAROT)