LA VIOLENCIA NO ES UN TEMA MENOR

La sociedad, nuestra sociedad, está violenta... muy violenta.
Todos los días tenemos noticias violentas, las vemos, las vivimos, las sufrimos.
Parece que todos estamos crispados. Al primer estímulo reaccionamos con violencia, con furia.
Reacciona el conductor que tuvo que hacer una maniobra inesperada porque otro conductor no respetó una señal. Reacciona la señora en el supermercado porque el precio que le cobran en la caja difiere del que ella vio en la góndola.  Reacciona el adulto mayor cuando sube al ómnibus y nadie le cede su asiento, también reacciona el pasajero que pretende bajar en una parada y el conductor no se detiene.
Todos reaccionan y todos con violencia.
En los informativos, los espacios dedicados a los hechos violentos son jugosamente explotados por los dueños de los medios. Hablar de "la inseguridad" es redituable. Las empresas que instalan alarmas, portones eléctricos, cercas electrificadas, servicios de vigilancia, cámaras de seguridad y otros tantos insumos vuelcan unos cuántos dividendos en ese horario. Lo hacen porque saben que la sensación de vulnerabilidad que sufren las personas, en ese horario se incrementa luego de ver cómo arrebataron a una persona, cómo rompieron una reja para ingresar a un domicilio, cómo se balearon con la policía, como golpearon a un trabajador... todo con la musiquita dramática que aumente la carga emotiva que -ya de por sí- tienen todos esos episodios.
En estos días, un trabajador del transporte (un taxista) fue baleado y finalmente falleció ayer.
Lógicamente, la sociedad ha reprobado esta acción y los sindicatos del transporte están llevando a cabo una medida de paro general.
Es obvio que debemos reflexionar sobre cómo detener esta vorágine de violencia que nos está ganando por goleada.
Ya sabemos que no es con reacciones a la par de la violencia que se vive. Creo que tampoco es con sarcasmo ni con utilización politiquera de los hechos violentos, red social mediante.
Lo digo porque a a raíz del asesinato del taxista, y del trascendido de prensa en el que se informa que la policía busca a un menor de 17 años que estaría involucrado en el mismo, veo en las redes sociales a muchos que se autoadjudican el título de "demócratas", reaccionado contra los menores y contra quienes entendimos que bajar la edad de imputabilidad no era el camino por el cual transitar hacia posibles soluciones a tanta violencia.
Y es terrible, porque en lugar de buscar poner un poco de pienso al tema, utilizan el sarcasmo y la ironía, demostrando lo poco que les importa la violencia, la vida del trabajador, el dolor de su familia o cualquier extremo de los que de veras importan.
Lo único sobre lo que demuestran interés, es sobre una decisión que la gente tomó en forma absolutamente democrática. Y cuando uno interviene en esa publicación, haciéndoles ver que están actuando de un modo muy triste y pobre; y que cuando los menores son vulnerados en su derecho, poco o nada hacen; lejos de retractarse, eliminan el comentario discorde para que la máquina de generar violencia siga funcionando.
En mi país hay gente violenta. Algunos salen a cometer delitos y a violentar a otros físicamente; otros lo hacen desde un teclado, frente a un monitor y con fines muy espurios (como por ejemplo: hacer campaña político partidaria para el sector de su preferencia), sin embargo, cuando un grupo de menores es abusado en una instalación de una intendencia en el interior, poco o nada dicen. Cuando una mujer es asesinada por su ex pareja (muchas veces funcionario policial o militar), no hay indignación ni enojo.
Por ese camino, sólo vamos a seguir generando y dejando generar más violencia... y la violencia traerá delincuencia... y la delincuencia, inseguridad.
Ni más, ni menos.