MALETAS VACÍAS

"Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior."
Frida Kahlo

No es bueno, no es saludable, no es conveniente.
El dolor llega, y hasta parece que se instalara... incluso podría asegurar que se instala, pero no es saludable amurallarlo. Bajo ningún pretexto, sin excusa. No se puede, no se debe.
El dolor debe salir, en la forma que sea, con lo que sea, y como sea.
Luego, todo se aclara, todo... absolutamente todo.
No soy un gurú, no me creo un iluminado. Me falta aprender de todo, DE TODO.
Pero si de algo estoy seguro, es que ya no guardo dolor alguno.





4 comentarios:

  1. Así me gusta, que ventiles las maletas y los roperos, y dejes que el dolor se vaya, en vez de quedarse allí, apolillándonos el alma.

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  2. Mi hermano, que el dolor pase por cada fibra, por cada célula, por cada poro, por cada músculo y hueso, que el dolor se escurra por nuestra manos, como agua, como llanto, como suspiro, como retorno y vuelta, del mar a la tierra, para que vuele y se pierda lejos de nuestro entorno. Que el dolor nunca venza nuestra ilusión, nuestra voluntad de seguir, de ponernos de pie, de estar siempre un paso delante de nuestro peor pecado, error, miedo o fracaso. Somos un cúmulo de espacios, de preguntas, de sueños y sonrisas, somos esto que acá deviniendo y siendo. Desde que pecamos caímos en “desgracia” y es esa desgracia la que nos parte al medio, transformando el tiempo y el espacio en un dolor que nos envuelve fríamente para demostrar que algo externo nos lastima. Seamos fuertes, seamos nosotros, aprendamos que el dolor es otro estado de los tantos estados que diariamente experimentamos. El dolor que no se diluye, se deja ir, termina encapsulándose dentro, enfermando el cuerpo, el alma, tomando cada átomo de nuestro ser, contagiándolo (como si hiciera metástasis, que horrenda palabra).

    Recordar cosas buenas, rodearse personas que nos quieren, no perderse “en cualquiera” nos ayudan a que el dolor no sea tan intenso. Y una vez que el dolor no está, no nos lastima el sol brilla más fuerte, las relaciones florecen, los buenos sentimientos se hacen presente y avanzamos erguidos, seguros, con determinación, o por lo menos sin tanta duda, tanto malestar, tanta confusión.

    Espero estés bien y me alegro si no guardas dolor alguno que pueda hacerte daño. Te quiero un montón y no tenes nada que explicarme (sabemos que contamos el uno con el otro por cualquier cosa que nos pase o necesitemos, eso es lo más importante, lo demás no cuenta realmente). Espero que me digas lo que pasó (estaba por escribirte diciendo que se nos paso julio y lamentablemente no pudimos tomarnos esa cerveza, café, mate o vino (del bueno) que nos tenemos prometidos desde hace tanto tiempo).

    Te mando un abrazo inmenso desde esta orilla a esa otra orilla que te contiene. Espero Sebas también esté bien.

    HologramaBlanco
    (Edgardo)

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  3. tenés razón, pero no sé romper mi muralla...

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