SOBRE ÁRBOLES Y BOSQUES

En estos últimos días mucho se ha hablado (y mucho se hablará en los próximos) sobre el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Si se aplica en este o en aquel caso. Si vamos a pagar más o menos que con el Impuesto a la Retribuciones Personales (IRP). Si es adecuado que tal sector pague. Si es coherente con la política económica. Si es justo o injusto. Si corresponde aplicarlo en tal o cual circunstancia.
Yo mismo me informo a diario sobre las diferentes variables que implica este nuevo impuesto, y en la búsqueda de información me he encontrado con muchísimo material acerca de muchos ítems menos de uno.
Tiendo a pensar, que cuando analistas, economistas, especialistas de todos los tipos proyectan un nuevo impuesto, lo hacen pensando no solo en cuanto más van a recaudar, ni en cuanto tiempo accederan a esos montos, sino también en qué destinos tendrán esos nuevos ingresos a las arcas del estado.
En este momento en el que la educación está solicitando se destine un 4.5% del presupuesto, en el que la salud empieza a transitar el camino hacia un sistema nacional integrado que en boca de muchos entendidos será beneficioso para todos, en que el Plan de Emergencia se prepara para dar paso al Plan de Equidad, ¿a nadie se le ocurre preguntarse cuánto de los ingresos generados por el IRPF serán destinados a mejorar esas situaciones?, ¿no estaría bueno preguntarse en cuanto tiempo podrían generarse esos ingresos?, ¿por qué todos discutimos la implantación de un impuesto -que según el gobierno dará mayores ingresos al Estado- y nadie se pregunta qué destinos se están proyectando para los mismos?
¿Por qué nos cuesta tanto ver el bosque? ¿estaremos tán empecinados en ver el árbol?

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